Reseña de Respirando cerca de mí (2016) - Jorge Gómez Soto

La adrenalina afinaba sus sentidos: tenía la mirada ancha, podía oler su propio miedo y oía sus pisadas y su respiración más fuerte que nunca. Cada paso, cada roce de sus zapatillas con el suelo, lo acercaba a lo inevitable.




Título: Respirando cerca de mí
Año de publicación original: 2006
Autor: Jorge Gómez Soto
Año de publicación: 2016 (edición de SM para Colombia)
Editorial: SM
Nro. de páginas (papel): 200 pp.
Formato: Tapa blanda
Género: Thriller, drama, romance
Edad: +15
Advertencia: Contiene violencia
Fuente de portada: SM



Sinopsis

Alberto y Henry son dos adolescentes cuyas vidas se cruzarán inesperadamente: ambos están interesados en Erika, una joven colombiana que llega a Madrid. El problema es que mientras uno de ellos la ve de forma romántica, el otro debe cumplir con una misión que la involucra. Cuando tu propia vida depende de proteger o lastimar a alguien, ¿qué elegirías?

Mi opinión

La primera vez que leí Respirando cerca de mí me intrigaba saber sobre los protagonistas y no sobre la joven entre ellos; creí que se iba a crear el típico triángulo amoroso. No fue así. El romance o deslumbramiento está en un tercer plano.

Esta obra es contada desde dos perspectivas, la de Henry y la de Alberto: dos jóvenes de clase social y nacionalidad distinta. Henry es el nuevo sicario de una mafia, a quien le encomiendan una nueva misión: atrapar a Erika para el negocio de la prostitución, aunque eso implique destruir su familia. Por otro lado, Alberto es un romántico empedernido al que siempre le va mal en el amor, hasta que conoce a la misma Erika.

Aunque el argumento resulta interesante, lo que hace que no soltemos el libro son cinco personajes: Henry, Alberto, Andrés, Jaramillo y Roque.

En apariencia imperturbable, Henry se siente impotente, lleno de frustración al haber emigrado con su hermano hacia España y que sus condiciones de vida no mejoren económicamente. Representa con mucho tino la desesperación del migrante cuando las oportunidades laborales son escasas o explotadoras. Como lectores entendemos por qué inicia su camino en la delincuencia, si bien sabemos que terminará mal. Es, sin duda alguna, la estrella del libro, al entrar en conflicto lo que quisiera ser, lo que siente y apenas reconoce para sí mismo, con lo que debe hacer. Descubrimos junto con él cómo se da la persecución de víctimas, al almacenar datos sobre sus rutinas diarias: a qué lugares van, a qué horas, cuáles son sus rutas alternas, sus conocidos, amigos y familiares. También cómo se auto convence para acabar con ellos. A la vez, sentimos como nuestra la paranoia de los perseguidos, buscando un escape.

Estas motivaciones mezcladas le deben mucho a Andrés, hermano de Henry. De 19 años, es responsable, con arraigados principios morales, mientras provee para él y su hermano menor lo mejor que puede, trabajando como mensajero hasta altas horas de la noche. Pero no resulta ser nada más la voz de la conciencia. Andrés es decidido, fuerte, lleno de agudeza e instinto que lo vuelven el espejo de su pariente. Representa aquello que puede ser Henry si decide otro camino.

En contraposición a Henry, tenemos al otro protagonista: Alberto. Parece un niño mimado, porque nunca le ha faltado nada, no ha tenido que enfrentarse con lo duro de la vida. Al inicio resulta desesperante, con sus conflictos anodinos en comparación con los de los hermanos colombianos, pero una vez que entendí que él sólo había vivido hasta entonces en una burbuja, protegido por la tranquilidad, comencé a darle una oportunidad. Fui recompensada: no esperaba que este personaje aprendiera a sobreponerse a las impresiones, que creciera, que madurara de golpe, sin perder con ello toda su chispa. Si bien no tan marcado como Henry, Alberto deja de ser inocente por las circunstancias. 

A través de él se abordan dos temas. Primero, nos representa como adolescente promedio, en busca de quién es, qué quiere en la vida, propenso a creer que los sentimientos por alguien jamás van a cambiar, o que es lo más fuerte del mundo. Su apego hacia Erika rozó la obsesión, y ese es el peligro que todos tenemos cuando se trata del primer amor. Segundo, las relaciones por Internet, en las que el contacto con desconocidos o a larga distancia brinda la posibilidad de contar cosas que no compartimos con amigos o familiares, al creer que no nos van a comprender. Sin embargo, la novela muestra la otra cara de esa moneda hermosa, y es la de las falsas identidades por Internet, el riesgo que conlleva encariñarse con una ilusión cibernética, en especial cuando hay pistas que nos alertan sobre la mentira, que pasamos por alto pues la lejanía es, de cierta manera, nuestra imaginaria garantía de que los secretos serán guardados.


Otro personaje esencial en la trama es Jaramillo, quien adentra a Henry a la mafia de K, explicándole que matar proporciona un subidón de adrenalina incomparable. Es un personaje que, aunque no tan frío de corazón, hará lo necesario por el bien del negocio. Hay dos de sus escenas que resultan memorables; la primera es cuando le cuenta al novato que tanto ricos como pobres contactan a la organización para que se venguen de otros:

A nosotros acuden desde humildes trabajadores hasta importantísimas bandas. ¿Quién no tiene motivos para matar a alguien, o al menos para amenazarlo? Muchísima gente lo haría si tuviera el valor y seguridad de salir impune. Por eso recurren a nuestros servicios, somos no más el arrojo que les falta, el dedo que aprieta el gatillo. ¿Casos? Todos los que quieras y más: el inspector de policía que mete las narices donde no debe, el vecino que tiene amedrentada a la comunidad, el juez incómodo que no quiere dejarse comprar, el que ganó haciendo trampas –o sin hacerlas- una partida de cartas millonaria, el lambón que comienza a colaborar con la justicia, el violador absuelto al que la víctima quiere ver asfixiado con sus propios testículos, el acreedor que no acepta un ‘no tengo plata’ por respuesta, el inspector de tributos que pretende sacar tajada de una compañía, políticos, empresarios y traficantes de droga, traficantes de armas, de mujeres, de niños, de órganos, de influencias… Esto es una rueda sin fin, Henry, dudo que algún día nos falte trabajo.

Respecto a su segunda escena… tendrán que descubrirlo por ustedes mismos. Sólo les adelanto que es impactante. Tendrán nudos en el estómago por la tensión.

Para cerrar con los personajes masculinos, tenemos a Roque, trabajador de la organización desde hace años, quien sigue sin acostumbrarse a tener que matar por dinero, debido a las pesadillas, y que ahoga su vacío despilfarrando dinero en mujeres, bebida y autos.

En cuanto a los personajes femeninos, tenemos a Erika y a su madre. Siendo honesta, ellas parecen ser la excusa para que se originen sentimientos y situaciones límite para los protagonistas. Erika tiene quince años y ha aprendido a desconfiar de todos para mantenerse a salvo, aunque, ante la perspectiva de experimentar el amor, olvida precauciones. Su madre, Luz Celeste, es la típica madre: capaz de cualquier sacrificio por su familia. Sentimos completamente su angustia y hasta el último minuto albergamos esperanzas sobre su destino. Todos conocemos o tenemos una progenitora como ella.

El libro está dividido en seis partes: Bautismo de pólvora, Ataque de pánico, La cueva, Ojos que ven, Respirando cerca de mí, y Luces. Jorge Gómez Soto sabe manejar la tensión, la inseguridad ante las relaciones interpersonales en la adolescencia, las nuevas sensaciones que despierta la pubertad, el crimen y el tema de la migración. E incluso, los protagonistas no están tan lejos entre sí en los primeros capítulos, la referencia es tan leve que hay que prestar mucha atención. Brillante.


La novela nos presenta el cuestionamiento implícito sobre los límites entre delincuencia y justicia, cuándo es “correcto” decidir el fin de la vida de unos para que paguen por lo que hicieron, pero también el riesgo que conlleva cargar encima con una responsabilidad que no pertenece, ya sea por necesidad, por gusto, o como negocio. Se trata de una clase de vicio del que no se puede salir, o del que no te dejarán salir una vez dentro.

Asimismo, no hay que olvidar el título, que alude a una canción, y a la persecución propia de este thriller. Una vez que terminen de leerlo, entenderán la selección de la portada de la editorial SM (2013 y 2016), además del dibujo que hay en el pecho de la víctima.

Sin excesos, sin sentimentalismos cursis: es una obra cruda y vulnerable cuando tiene que serlo.

Dato curioso: Respirando cerca de mí fue finalista del Premio Jaén de literatura juvenil en el 2005.


El autor

Fuente de foto: Ritmos 21

Jorge Gómez Soto es un escritor y economista español, nacido el 6 de diciembre de 1974 en Madrid. Es hijo del famoso autor Alfredo Gómez Cerdá. Durante su juventud le interesaba más la lectura que la escritura. Estudió Ciencias Económicas en la Universidad Complutense de Madrid. En 1998 ganó el Accésit del I Certamen joven de relato breve de Solidaridad y Tolerancia. Su primera obra publicada fue Colgado del aire, en 1999, gracias al cual fue finalista del II Premio Leer es Vivir.

Una de sus novelas más conocidas es La chica del andén de enfrente (2000), y la más reciente, Aurora o nunca, es del 2018.

Gómez Soto creó una página personal en la que puedes encontrar su opinión acerca de sus libros, y también comenta sobre la literatura infantil y juvenil actual en su blog


Puntuación: 9/10 

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