Queridos lectores,
Estos meses desconectada del
blog, del mundo, me hicieron pensar bastante, especialmente durante la cuarentena. En mi vida, en lo que
verdaderamente me apasiona; comprendí
que debo dejar de presionarme tanto a mí misma; disfrutar la vida como
venga. En la película Shakespeare in love
hay un personaje que sabiamente dice que todo siempre se arregla, aunque no se
sepa cómo.
La universidad, mi cambio de
trabajo a uno que disfruto mucho hacer, luego el descubrimiento de una serie
musical que me recordó mi amor por Glee, con un toque más adulto que me ha
hecho llorar a mares –Zoey’s extraordinary playlist-, la actual cuarentena y mi
trabajo ahora a distancia, son puntos importantes para mí, para quien soy
ahora. Todos ellos como conjunto fueron los que me hicieron notar que ya era
tiempo de retornar a este espacio, uno en el que puedo leer y compartir lo que
más me gusta, en el que me siento libre para expresarme.
Ahora más que nunca encuentro
refugio en la lectura para sobrellevar esta situación tan incierta y he podido
tomarme el tiempo de leer títulos que tenía pendientes o descubrir otros. Pero
no se trata solamente de mí.
Recomendar libros o películas que
puedan ayudar a los demás, aunque sean unos pocos, a sobrellevar esto también,
se vuelve un granito más en esa tierra fértil que han ido cavando autores y
editoriales con sus iniciativas de liberación de libros o charlas que nos hacen
sentir menos solos.
De tal manera, encontrarán
cambios en la estructura del blog, nuevas lecturas, además de que se mantienen
en pausa las reseñas de la primera temporada de la serie His dark materials
(HBO) a partir del episodio 4. Es algo que tengo pendiente hacer, por supuesto.
Si has llegado hasta este post,
te agradezco la atención.
Meg –finalmente- ha vuelto.
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