Amarla sería igual que una caída: un acto que no requiere el menor esfuerzo. En cambio, resistirme a su amor era lo opuesto a caer. Me sentía como un mortal escalando un precipicio centímetro a centímetro, una tarea infinitamente ardua cuando tus fuerzas son exiguas.
Sinopsis
Cuando Bella Swan
llega al pueblo de Forks atrae la atención de sus compañeros de clase, tanto
humanos como vampiros. Específicamente, despierta el interés de Edward Cullen,
un vampiro que se enfrenta al dilema de la fascinación por su sangre y el
misterio que implica su mente, imposible de leer.
Reseña
Sol de
medianoche es una novela más madura que las de la saga original. No sólo por el
tono con el que narra Edward, quien tiene más de 100 años, sino también por cómo
son abordados los conflictos del personaje. En él chocan la paciencia de
alguien que ha viajado mucho, conocido diferentes tipos de mentes, con los
impulsos del adolescente cuya vida se interrumpió abruptamente. La magnitud del
desprecio por su naturaleza sobrenatural, mucho antes de conocer a Bella, en
contraposición con el agradecimiento de esa oportunidad para conocerla.
A esto se le
suma el desconcierto del primer amor, en un cuerpo que guarda bastante de la
emocionalidad de su yo “congelado” de 17 años, que ocasiona luego en él fases
de regocijo y temor al descubrirse correspondido, hasta llegar a la
impresionante madurez que tiene para aceptar que la relación con esta humana no
debe durar, pues sería lo sano para ella, a pesar de todo el dolor que esto le
provocaría.
Sin embargo, no
es una obra perfecta. Cansa lo repetitivo que puede ser Edward con su obsesión:
por no defraudarse –o a su familia-, su obsesión por la joven Swan, que lo
lleva incluso a vigilarla a través de las mentes de los demás, junto con las
recurrentes referencias a la relación entre la granada, Hades y Perséfone, como
espejos de los mismos Edward y Bella. Creo que con una vez en que se hubiese
mencionado habría sido suficiente para captar mejor la simbología de la
portada. Incluso, de no haberlo explicado no se habrían limitado las
posibilidades de interpretación: que iría desde un corazón desgarrado, hasta la
granada como fruto prohibido, que evoca, a su vez, esa manzana que aparecía en
la portada de Crepúsculo.
La atención del
lector regresa con fuerza en otras ocasiones, como cuando se muestra la
relación tan bonita que tiene el narrador con su familia, entre cuyos
integrantes resaltan Carlisle, Alice y Emmett: siendo el primero su mentor, su
ejemplo a seguir; la segunda su mejor amiga; y el tercero, ese hermano de gran
fuerza que lo escucha con una inocencia que lo reconcilia con la parte que
detesta de sí mismo.
Además, Bella no
resulta tan aburrida en esta ocasión, probablemente porque el lector no tiene
que lidiar, en cada página, con sus complejos y envidia, como en la saga
principal. En Sol de medianoche realmente se muestra la generosidad de Swan al
tratar a algunos compañeros de clase, preocuparse por sus padres y,
especialmente, gracias a sus respuestas a las preguntas de Edward cuando quiere
conocerla mejor, como cuáles son sus libros favoritos, lugares a los que le
gustaría viajar, qué extraña de Phoenix y cómo era su vida allá, con su madre.
Y no hay que
olvidar los capítulos en los que los Cullen actúan como equipo para perseguir a
James. Sin duda es la mejor parte de la novela. En ellos la tensión sabe crecer
y crecer, en vez de decaer de pronto, algo que no es sencillo al tratarse de
cinco capítulos, aproximadamente.
Según la autora,
la creación de este libro fue difícil. Recordemos que en el 2008, decidió no
publicarlo debido a los capítulos filtrados en Internet. Hay una referencia a
esto en la sección de agradecimientos al final de Sol de medianoche, que menciona
el apoyo fundamental de su madre para continuar el proyecto.
En lo personal,
me parece un gran acierto de su parte haberse tomado el tiempo para haberse
dedicado a otras ocupaciones, como la publicación de las novelas La huésped –con bastante potencial-, La química, junto con la creación de su empresa
productora.
Meyer retomó la historia
que la hizo tan famosa con el toque de alguien que ha podido comprender mejor a
sus personajes, dándole a los fans la oportunidad de regresar “a casa,” una
remodelada, ciertamente, pero conservando la esencia del hogar. La verdad es
que me resultó sorprendente cómo pudo mantener esa capacidad para que cada
página pudiera leerse tan rápido, a pesar de que la mente de Edward es más
densa.
Sin duda
esperaré con ansias los otros dos títulos que la autora tiene planeados escribir
sobre este mundo.
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