Reseña de La joven durmiente y el huso (2015) – Neil Gaiman

Se preguntaba cómo se sentiría siendo una mujer casada. Si la vida consistía en elegir, aquello supondría el final de la suya. Al cabo de siete días ya no le quedaría elección. Gobernaría a su pueblo. Tendría hijos. Quizá muriera al dar a luz, quizá muriera muy anciana, o en el campo de batalla. Sin embargo, en el camino que llevara a su muerte, cada paso que diera sería ineludible.


Título en español: La joven durmiente y el huso
Título original: The sleeper and the spindle
Año de publicación original: 2013
Autor: Neil Gaiman
Ilustrador: Chris Riddell
Traducción: Mónica Faerna 
Editorial: Salamandra
Año: 2015
Nro. de páginas (papel): 72 pp.
Formato: Tapa dura
Género: Fantasía, Retelling de cuentos de hadas, Libro ilustrado
Edad: +12
Fuente de portada: Ediciones Salamandra


Sinopsis

La maldición del sueño se cierne en un reino desde hace casi 100 años, y en los últimos días se ha extendido hacia otros territorios con una velocidad alarmante. Ante el peligro que implica, la reina de Kanselaire suspende su boda para, en compañía de sus amigos los enanos, buscar a la princesa durmiente y romper el maleficio. El problema es que la travesía es más ardua de lo que pensó. ¿Logrará su cometido a tiempo? ¿Saldrá con vida?

Mi opinión

Hace poco leí por primera vez una obra de Neil Gaiman: Coraline (2002). Menos mal que lo hice a mis veintitantos años, ya que sorpresivamente me asustó; no creo que alguna vez se vaya por completo la impresión que dejó el libro. Lo sé, soy una cobarde. La cuestión es que esa experiencia  me permitió disfrutar más La joven durmiente y el huso sin descolocarme por lo giros argumentales y lo siniestro que comienzo a reconocer como parte del estilo del autor. 

La joven durmiente y el huso es una novela ilustrada que mezcla, de manera bastante audaz, cuentos de hadas como “Blancanieves” y “La bella durmiente” para demostrar que un beso puede ser el resultado de la generosidad y no de la pasión. Es por ello que no trata de princesas que esperan al hombre de sus sueños.

La historia inicia con la joven reina, cuyo nombre no se revela, de cabello negro como alas de cuervo, piel blanca como la nieve, de carácter vulnerable en ciertos momentos, justa, astuta, y valiente, capaz de trabajar en equipo con los enanos, como iguales, pues son una verdadera familia. Es una monarca acostumbrada a usar armadura y vestidos por igual, mientras cuenta con pesar los días para casarse con un príncipe, quien quizás haya sido quien la salvó de la manzana envenenada. 

Por su parte, los enanos no son meros personajes secundarios; guían los primeros capítulos, y sus conocimientos de escondrijos permiten que la aventura avance. Son tres hermanos de tamaño, apariencia y edades diferentes, con cierta magia en su interior. 

Fuente de ilustración: Ediciones Salamandra

En cuanto a la villana… ¡qué villana! Incluso como lectores nos sentimos indefensos, prueba fehaciente de que no debemos confiar en las apariencias; esa advertencia implícita, precisamente, en el cuento “Blancanieves” tiene su personificación en la princesa, tan bondadosa como decidida cuando la situación lo amerita. La representación visual de ambas fue uno de los constantes aciertos de Chris Riddell. 

También están los durmientes, los que quedaron vivos, claro, usados por la bruja para perseguir a los recién llegados. Tienen telarañas en todo el cuerpo, ojos blancos y palabras sueltas que salen por sus bocas; constituyen una amenaza latente, similar a la de un zombi o inferi. De las mejores partes del libro. 

Fuente de ilustración: Ediciones Salamandra

Gaiman sabe cómo continuar el estilo espeluznante de las versiones de los hermanos Grimm, dándole su sello personal a través de característicos imprevistos -como los cambios en el artefacto mágico y la importancia de quién lleva un bastón-, acompañados por las ilustraciones de Chris Riddell, en tonos negros y dorados, que mezclan lo medieval y lo moderno, con una atmósfera cada vez más asfixiante, acorde a la trama. 

Sin embargo, no todo es perfecto. Encuentro dos inconvenientes.

Primero, suelen haber interrupciones abruptas, sobre todo al final de los primeros capítulos, lo cual altera el ritmo planteado por texto e ilustración. Creo que había mucho material para desarrollar en la primera mitad del libro. 

Segundo, los finales un tanto abiertos de las dos protagonistas. En el caso de una de ellas se entiende qué  sucede, y funciona muy bien; concuerda con su personalidad. Mas el final de la otra… Ese personaje gana con sutileza la simpatía del lector ¡y jamás podremos saber con total certeza qué fue de ella! Quizás me encariñé a tal punto con ella que me niego a ver la alternativa más obvia. De ser así, demostraría que el autor supo crear un personaje complejo en pocas páginas, lo cual es admirable.  

Dato curioso: en el 2016 esta novela ganó el premio Kate Greenaway.



El autor

Fuente de foto: Yahoo

Neil Gaiman es un escritor inglés de origen judío, nacido el 10 de noviembre de 1960. Desde muy joven leía leyendas y mitos antiguos, junto con las obras de C.S. Lewis, J.R.R. Tolkien, E. Nesbit, Edgar Allan Poe y Michael Moorcock. Se describe a sí mismo como “un niño salvaje criado entre bibliotecas”; de niño insistía a sus padres para que lo dejaran allí de camino a sus jornadas laborales. 

Gaiman comenzó su carrera como periodista, haciendo entrevistas y reseñas de libros de fantasía. Luego vino su inicio como escritor de novelas gráficas con Dave McKean, para continuar en el campo de la narrativa infantil, juvenil y para adultos, guiones y poesía. Su primer libro publicado fue en la década de los 80s: una biografía de la banda de pop Duran Duran. En 1989 sacó el primer volumen de los 75 que conforman la novela gráfica Sandman. Mientras que en 1990 comenzó a escribir Buenos presagios con Terry Pratchett. Entre algunos de sus obras más conocidas tenemos Stardust (1998), American Gods (2001), Coraline (2002), y El libro del cementerio (2008), por mencionar apenas unos. Este autor destaca especialmente por mezclar fantasía con horror.

En el 2009 dirigió un corto mudo para televisión, llamado Statuesque; ese año también escribió un cómic sobre Batman. Desde hace mucho tiene un blog, en el que cuenta novedades de su vida y proyectos. Ha recibido reconocimientos como los premios Hugo, Nébula, Bram Stoker, World Fantasy, las medallas Newbery, Carnegie, y nueve Will Eisner Comic Industry. Es considerado uno de los escritores vivos más importantes. Aconseja a los lectores que “no confundan la opinión de los personajes con el parecer del autor o con cualquier clase de verdad objetiva”. 

En el siguiente video les dejo una entrevista que hizo junto con el ilustrador, contando su experiencia antes y durante la creación del libro. Para el escritor, Blanca Nieves fue su primer amor:



El ilustrador

Fuente de foto: Words & Pictures

Chris Riddell es un escritor, ilustrador y caricaturista político nacido el 13 de abril de 1962 en Sudáfrica, nacionalizado británico. En los años 80 trabajó para la revista The Echonomist, y desde  1995 para el periódico The observer. Entre los ilustradores que lo inspiraron destacan John Tenniel (Alicia en el país de las maravillas) y E.H. Shepard (Winnie Pooh). 

En su faceta de autor ha publicado sagas como Ada Goth (2013-2017) y Ottoline (2007-2016), mientras que como ilustrador destaca su colaboración con Paul Stewart para la saga Las crónicas del límite (1998-presente), y con J.K. Rowling para Los cuentos de Beedle el bardo (2018). Algunos de los reconocimientos que ha recibido son el premio Unesco de Literatura infantil y juvenil, el Kate Greenaway en varias ocasiones, y el Nestlé Smarties Book. 

En el siguiente video, Riddell muestra con detalle varias de las ilustraciones de La joven durmiente y el huso, entretanto dibuja frente a la cámara los personajes: 



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Puntuación: 9/10

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