Los cuentos de hadas son historietas maléficas para los niños pequeños. Cada vez que estoy hecha un lío espero que un hombre de pelo largo y finos modales llegue trotando a mi vida (a caballo, por supuesto, no trotando él literalmente). Luego me doy cuenta de que no quiero que un hombre llegue trotando a mi vida porque, para empezar, los hombres son quienes me han metido en este puñetero lío.
Título en español: Donde termina el arco iris
Título
original: Where the rainbow ends (o Rosie Dunne)
Año de publicación original: 2004
Autor: Cecelia Ahern
Traducción: Borja Folch
Traducción: Borja Folch
Editorial: Vergara
Año: 2006
Nro. de páginas (papel): 400 pp.
Formato: Tapa blanda
Formato: Tapa blanda
Género: Drama, comedia romántica, novela de formación,
novela epistolar
Edad: +15Fuente de portada: Vergara
Sinopsis
Alex y Rosie son mejores amigos
desde la niñez, tan inseparables que cada dos por tres les llaman la atención
en el colegio por sus travesuras. Ante un vínculo así de fuerte, no es de
extrañar que jamás se separen durante la juventud y la adultez. Sin embargo,
los malentendidos entre ellos los llevan a tomar decisiones que los alejan
tanto física como emocionalmente. ¿Podrán sobreponerse al vértigo de la vida
cotidiana, a la responsabilidad, y retomar lo que estuvieron a punto de ser
alguna vez?
Mi opinión
Seguramente habrás escuchado la
frase “la vida es lo que ocurre mientras haces planes.” Bueno, a simple vista Donde termina el arcoíris puede
resumirse de esa manera, ya que su protagonista, Rosie Dunne tiene planes que
se desmoronan una y otra vez, desde finales de su adolescencia hasta parte de
la adultez. Una historia así podríamos aburrirnos fácilmente; sin embargo, esta
novela es un viaje tan íntimo en la vida de amigos y familiares, que es
imposible no querer saber cada uno de sus logros y vicisitudes, incluso llorar
con ellos, a través de la correspondencia que comparten a lo largo de décadas,
por mensajes de texto, chats, cartas, e-mails y tarjetas de felicitaciones. Se
volvieron tan entrañables para mí, describiré a varios de ellos –no a todos,
por cuestiones de extensión-:
Empecemos con Rosie. Queda embarazada a los 18 años y
desde entonces enfrenta una vida muy distinta de lo que soñó, posponiendo su
sueño de dirigir un hotel para encargarse de una bebé que demanda atención,
dinero y calma de su parte. Este personaje me sorprendió a lo largo de la obra,
pasando de ser una egoísta dominada por las hormonas y la soledad, para luego volverse
alguien que antepone las necesidades de los otros antes que las suyas,
demasiadas veces, hasta conseguir un equilibrio que viene sólo con la madurez
que dan los errores. La adoré. Rosie es real; encarna perfectamente los
altibajos de no querer responsabilidades inesperadas, aprender a lidiar con
ellas, aceptarlas, y agradecerlas, porque la moldearon como mujer. Me dolía y
frustraba cada vez que se enrollaba con tontos porque necesitaba compañía,
cuando esperaba por Alex, o cuando renunciaba a los planes que parecían que
finalmente iban a despegar, por situaciones del azar. De carácter chispeante y
un tanto mandón, busca la compasión de todos por sus penas, para tornarse
independiente, fuerte y valiente. Con ella se ejemplifica perfectamente el
título, porque sus ilusiones pueden esperarla o no justo donde termina lo
brillante del recorrido. Lo que me maravilla de Rosie es que aprende a apreciar
el tiempo que pasa en su propia compañía, con sus pensamientos y en medio del
silencio, lo cual es, a medida que crecemos, uno de los mayores desafíos.
En segundo lugar tenemos a Alex, el mejor amigo de Rosie, a quien le
parece interminable la preparación en la facultad de Medicina, desde el pregrado
y las especializaciones, ajetreado luego con la atención a pacientes y querer
destacar en su área… quizás demasiado incluso. Si bien es el único hombre
contemporáneo con la protagonista, que se preocupa por ella y la ayuda en
momentos difíciles, no se ganó todo mi corazón. Alex la mayor parte del tiempo
no tiene espacio para nadie que no sea él y su gran vida ocupada, entre lo
laboral, social y de vacaciones. Pero… reconozco que es la contraparte
necesaria en la novela. Quien debe tener sentido común desde el inicio, el
ejemplo de lo que se logra al seguir las metas bien planteadas desde el
principio. Es indudable su química con Rosie, al igual que su cariño hacia los
Dunne, en especial hacia Katie.
Por su parte, las ocasiones en
que interviene Ruby, la amiga de
Rosie, diez años mayor que ella, son de lo más divertidas. Reía hasta que me
saltaron las lágrimas por el sarcasmo de esta mujer y la naturalidad con que
Rosie le habla, siendo ella misma, contando todo lo que no puede a los demás.
Me tomó por sorpresa, de nuevo, y encantó, el arco argumental que le dieron de
manera solitaria, como una mujer que ahoga su tedio por el matrimonio y la
vida, entre la comida, y cómo avanza poco a poco hacia otra etapa en la que
descubre que puede llevarse bien con su hijo adolescente y bailar con gran
ritmo. ¡Hurra por sus premios! Ella no es solamente la que recuerda a Rosie
cuáles son sus sueños, es más que eso. Es crucial en la trama por su carácter
práctico y su sabiduría desenfadada, como al decir que no le gustaría volver a
tener veinte años:
No, gracias a Dios, porque entonces tendría que volver a pasar por un matrimonio de mierda y un divorcio otra vez. Tendríamos que salir a buscar trabajo, nos sentiríamos inseguras con nuestras vidas y estaríamos preocupadas por los chicos, nuestro aspecto, el coche que conducimos, la música que escuchamos, lo que nos ponemos, si vamos o no a tal o cual club, bla, bla, bla. ¿Qué tiene de bueno ser veinteañera? Yo la llamo la edad materialista. La edad en que pierdes el tiempo con sandeces. Luego te caen los treinta encima y pasas la siguiente década tratando de compensar la de los veinte. Pero ¿los cuarenta? Esos años son para disfrutarlos.
Por otro lado, tenemos a Katie y Toby, quienes representan lo que Alex y Rosie pudieron haber sido
de no haberse complicado tanto las cosas. Katie sueña con convertirse en Dj,
mientras Toby quiere ser dentista, bromeándole este último casi todo el tiempo
sobre los aparatos que lleva la joven. Uno de los momentos más desesperante de
ella, es cuando atraviesa la adolescencia, aunque termina volviéndose una joven
centrada en lo que quiere. Un buen apoyo para su madre.
Brian es quien embarazó a Rosie a los 18 años. Desaparecido en la
mayor parte de la novela, regresa para conocer a su hija. Al principio creí que
sería una figura intermitente en la vida de ella hasta irse por completo –como
en la película-. Este Brian es muy distinto de eso. Realmente se preocupa por
Katie, ayuda a Rosie –sin segundas intenciones-, y es de vital importancia para
que la joven cumpla sus sueños al crecer. La gracia física que no tiene, lo
compensa con creces con su corazón.
Greg, también conocido como “Comosellame”, es el gran idiota de la
trama, preocupado por sí mismo, egocéntrico, infiel y malicioso. Desde el
principio, cuando nos enteramos de cómo Rosie y él se conocen, saltan las
alarmas sobre él, en especial cuando le propone algo a ella.
Resulta impresionante cómo
Cecelia Ahern, la autora, logra traernos una comedia romántica que no es cursi,
ni simple como muchas otras en el mercado editorial, sino que muestra, a veces
con crudeza, lo difícil que es aceptar los cambios, la rutina, la vida sin
aspavientos. Cómo puedes querer escapar de un hijo y buscar protegerlo a la
vez; las diferentes etapas, y versiones, de la amistad, los noviazgos,
matrimonios y divorcios.
Es la clase de novela que
conviene releer cada cinco o diez años, para reconocer qué personaje somos a
medida que hay nuevas experiencias en nuestra vida real.
Nota: Puedes leer mi
crítica a la película Love, Rosie (2014), adaptación de esta novela, aquí. Mientras, les dejo el trailer:
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